jueves, 24 de junio de 2010

Parece que va tomando forma.

Las horas en clase eran eternas, deseaba salir de aquella especie de cárcel para poder volverle a ver, lo curioso es que sabía quien era, podía localizarle e intentar ser amigos, por que la verdad es que yo no podía olvidarle, y necesitaba que me hablara, solo eso.

Sonó el timbré como cada día de la semana, cojí la mochila, hize el mismo trayecto que había echo por la mañana, pero no tube suerte, no me lo volví a encontrar, me quedaba una alternativa, las redes de internet.
Cualquier joven esta enganchado a esta especie de droga, él debería estarlo también.
Tecleé su nombre y ahí estaba, moví el cursor hacia el botón de añadir como amigo y esperé.
A los pocos minutos había aceptado mi petición, me sentía feliz por alguien que no conozía, ya le echaba de menos y a penas sabía quien era.
Me costó saludarle, pero acabé haciéndolo, me preguntó que si me había visto esta mañana.
Intenté esquivar esa pregunta, me moría de verguenza, tras esa mirada no sabía que contestarle.
Lo dejé en un ''creo que sí'', soltó una carcajada y me dijo que nos quedamos mirando, y que le había echo mucha gracia.
Supuse que él me hablaría durante los próximos días, no quise ser yo la que fuera detrás de él, no iba a arrastrarme por alguien.
Supongo que él pensó lo mismo ya que estubimos una semana sin hablar.

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