domingo, 30 de enero de 2011

Be free.

Porque lo importante no es ser feliz, sino aprender a serlo, que es muy distinto. La felcidad no es algo que la gente vende en cualquier esquina por un par de dólares,
sino que es algo que tienes que luchar para conseguir día a día, con tu esfuerzo y el de la gente que te rodea, que unidos, con tus seres mas preciados lo vas a conseguir.
Tienes que intentar esquivar las patadas que te da la vida, porque no te va a dar ni una ni dos, sino centenares de ellas, y hay que saber actuar, sin lamentos ni sin
arrepenticiones,hay que ser fuerte y en los peores momentos es cuando hay que demostrar quien somos, y por qué estamos luchando.

jueves, 29 de julio de 2010

Eres mío.


Había salido del instituto con la idea de irme a mi casa a comer, pero al parecer mi concepto iba a cambiar completamente. Recibí un sms suyo en mi buzon de entrada del movil, me ofrecia quedarme a comer a su casa, y pasar el reso de la tarde con él. Sonaba genial. Dejé mi mochila en casa y salí corriendo, me encontré con él unos metros mas hacía delante.

Había un largo camino desde mi casa a la suya pero no había remedio más que caminar bajo el sol de las tres del mediodía.

Cuando llegamos se podía percibir el olor del tomate frito para los macarrones, era el primer día que ibamos a hacer una ''comida familiar''.

Cuando terminamos de comer su madre se sentó en el sofá y nosotros nos fuimos a la habitación, estaba rebentada y me acosté en su cama.

El se puso a mi lado y me acariciaba el pelo, estaba a punto de dormirme, pero sería mejor no hacerlo.

Me incorporé, y le miré a los ojos, seguíamos sin tener algo fijo, ni nosotros sabíamos que erámos, asi que le dije que si alguien me preguntaba si tenia novio, que debía contestarle.

Se me quedó mirando, y me dijo que si quería salir con el.

Estaba tan nerviosa que a penas me salió un sí, me lanzé abrazarle simplemente.

Estaba claro, eramos pareja estable, tenia una sensación extraña, más que nada porque hacía años que no me sentía de esta manera.

martes, 13 de julio de 2010

límites.


Era sábado, la luna estaba justo encima del tejado de su casa, la podía observar acostada desde la cama mietras que el me acariciaba el pelo, me estaba poniendo nerviosa, por que los besos no eran los mismos que siempre, suaves y cálidos, ahora eran rápidos, con ganas de llegar más lejos pero no podía ser, yo no estaba preparada para nada.

Me cojió de los brazos y me puso mirando hacia arriba. Sus labios recorrian mi cuello y mis brazos, no sabía que hacer, si desaparecer,comerle,o simplemente dejarme llevar por el momento.
Mis manos se pusieron contra su pecho e hicieron presión para poder apartarle, no podía seguir así. Pero hacía fuerza con su torso para apegarse cada vez más a mi. Mi corazón quería atravesar las costillas, traspasar la piel y salir corriendo, o al menos esa era mi sensación.
Me aparté de mis ridículos pensamientos por un instante y al fín pude echarle atrás un poco.
No le gustó nada pero era lo que debía hacer, ya que ibamos a estar solos toda la noche, o al menos las horas que debeía pasar ahí a pesar de que insistió varias veces en que me quedara a pasarla con él.
Miré la hora, eran las doce en punto,casi parecía echo a propósito.
A penas me había dado la vuelta y ya me estaba rodeando con los brazos, tendiéndome de nuevo sobre la cama e inclinando su cuerpo totalmente enicma del mio.
Esto ya se iba más lejos de lo previsto, pero algo por dentro me decía que no quería estropearlo.
Su mano estaba fría, podía notarla por dentro de mi camiseta acariciando mi espalda.
Pero sonó el móvil,maldición, mi madre, debía acudir ya a mi casa.
Bajé de la cama, le di los últimos besos y seguí hasta el final de la ciudad para llegar con ella.

lunes, 5 de julio de 2010

Cálidez.


Me había levantado a las dos de la tarde y ya estaba pensando en que hacer, no tenía apetito, solo le pegué unos sorbos a la botella de agua.

Mi madre insistía en que comiera algo pero no tenía tiempo.
Me puse mis pantalones y una camiseta cualquiera y me marché a casa de mi amiga, teníamos que terminar un trabajo urgente y bastante largo.
La música le daba otro ambiente a la habitación mientras nosotras escribiamos.
La ventanita del msn subió, se había contectado y nos había invitado a cenar a su casa.
Mi amiga también tenia novio, una relación un poco más normal que la nuestra.
Nos lavamos el pelo, nos pintamos los ojos y salimos de casa.
Las costeras eran interminables, pero al fin llegamos, ella estaba nerviosa, nunca había hablado con él pero estaba segura de que le encantaría.
Su madre nos abrió la puerta y entramos a su habitación.
Parecía que ya sabía más o menos la distribución de los muebles.
Nos sentamos encima de la cama y charlamos un rato, estabamos esperando a el otro chico.
Pude oir dos golpes en la puerta, era su madre de nuevo, tan simpática como la otra vez, nos animó a quedarnos a cenar a pesar de estar enferma, no podía rechazar la petición, pero esta vez no debía mentir.
La madre de mi ''novio'', habló con la mía por teléfono, y al fin cedió, al acabar nos llevaría a casa a los tres.
Me hacía bastante ilusión volver a cenar con ellos, ya eran parte de mí, solo que esta vez eramos dos más.
Ya había llegado el que faltaba. estábamos todos mirando la tele en el sofá, cada una con su pareja al lado, mientras que la madre de mi novio estaba acostada en el sofá echando unas miraditas de reojo.

Ya llegaba la comida china, el estómago me gritaba, tenía muchísima hambre.
Destapamos los cacharros donde venía la comida y cojimos los tenedores.
Los chicos parecian no haber comido en su vida, no paraban de tragar y de tragar, mientras que mi amiga y yo tan solo llebabamos unas cuantas cucharadas de arroz blanco.
A los pocos instantes no quedaba nada en el plato, ni pollo, ni rollitos, absolutamente nada.
Pero unas deliciosas fresas con nata nos esperaban en la cocina.
Al terminar salimos a la terraza y nos sentamos en los sillones. Él se sentó a mi lado y me cojió por detras, yo estaba totalmente congelada a pesar de que fuera marzo, al ver que cada vez yo temblaba más me apretaba más contra su cuerpo, y me dijo que me acostara sobre él.
Se levantó y me trajo una manta, me la puso por encima de la espalda, mientras que el se quedaba a penas sin un cacho de ella.
Me dió un beso, y me cogió la mano, no quiero que te vayas me dijo al oído.
Los pelos de mis brazos se pusieron como escárpias, le miré y le regalé una sonrisa.
Pero era hora de irse, me pasé los dedos entre el pelo, me puse la chaqueta, le di un beso y me fui al coche.

miércoles, 30 de junio de 2010

Sorpresas.

Era viernes, al fin. Había estado toda la semana esperándolo, ibamos a tener la casa para nosotros dos solos, pero surgió un imprevisto, su madre estaba allí, y yo no tenía fuerzas suficientes para sacar el coraje y conocerla a penas a las dos semanas de ''estar juntos''.
No se comó lo hizo, pero acabé en su casa.
Me había puesto mis vaqueros negros apretados y mi camisa de rallas.
Llamé al timbre, subí las escaleras cojida de la barandilla, los dedos parecian bailar, estaba nerviosa, inquieta, preocupada, tenia tantas cosas encima mia que acaché la cabeza y subí hasta el último escalón. Dí tres toques a la puerta ,me abrió él.
No le saludé como hubiera querido pero su madre se acercaba por el pasillo limpiándose las manos con el delantal, parecía estar haciendo la cena.
Me saludó tan amablemente y me dió dos besos, me presenté y nos sentamos en el sofá.
La tele me cansaba tanto que aparte la vista de ella, ahora había centrado mi mirada en la luz blanca que emitía mi móvil. Él me cogió de la mano y nos fuimos a su habitación, cojimos el ordenador portátil y nos pusimos una película. Mantubo durante el período de la película sus dedos entrelazados con los mios, me acariciaba la parte superior de la palma de la mano con su dedo pulgar. Apagó la pantalla, estaba todo oscuro.
Acercó sus labios a mi cuello, había encontrado mi punto débil, me sentí inutil y sin fuerzas para decirle que dejara de morderme, pero no tenia la pinta de querer parar en ningun momento.
Tube que apartarlo yo, no podíamos seguir así con su madre en casa. Esta vez acercó sus labios a los mios, eso ya me gustaba más.
Su madre le llamó, pero a los pocos mintuos ya volvía a estar conmigo, dijo de quedarme a cenar a su casa, pero mi madre no sabía nada, ella pensaba que yo estaba con casa de una amiga, le había mentido.
Deseaba quedarme con su família a cenar, pero mi madre debería saberlo, pero por móvil no eran formas de decirle que estaba en casa de mi ''novio''.
Le llamé y le volví a mentir, quedámos a las doce y media en el portal de mi amiga.
Las pizzas estaba riquísimas, y su madre era una de las mujeres más agradables que había conocido nunca.
Me sonó el móvil, era mi madre que ya estaba en el portal, que bajara o llamaría ella. Los ojos se me pusieron como platos, me puse la chaqueta me despedí de ellos y él me acompañó corriendo hasta detras de un muro.
Desde ahí podía ver a mi madre nerviosa y esperándo mi presencia.
Corrí todo lo que pude y más hasta llegar con ella.
Uf por los pelos-Pensé.

lunes, 28 de junio de 2010

Frío.


Jueves 11/03/10

Habían pasado unos días desde la primera vez que le besé, no le había vuelto a ver, había sido una semana de estudio y larga, pero al fin se estaba terminando.Nuestra confianza había subido hasta las nubes y más allá.

Estaba más que harta de estudiar literatura, necesitaba salir, despejarme pero sobretodo verle.

Eran las cuatro y media de la tarde, me puse la ropa y me fuí al circuito de bicis, donde era probable que él estubiera, y así fué, llebaba unos piratas que dejaban al aire la piel de sus piernas, a pesar de los 6 grados escasos que hacía.
Al verme dejó la bici a un lado y se sentó a mi lado. Le regalé una sonrisa, me cojió de la mano y nos fuimos caminando hasta llegar atrás de una paret de hormigón.
Nos mirábamos a los ojos,se levantó y me llevó a un sitio entre árboles, ya no había a penas luz, solo la de las farolas que alumbraban el circuito.
Estaba temblando, me abrazé a él lo más fuerte que pude para no dejar ni un mísero hueco de aire entre los dos.
Pero a los pocos instantes ya nos habían apagado las luzes, estaba todo oscuro, solo él , yo y una treintena de árboles.
Me cortó la palabra cuando se acercó a besarme, no me molestaba si lo hacía de esa forma.
Pasaron unos cuantos minutos hasta que paré, debía irme a casa era tarde.
Como cada vez que nos veíamos, me acompañó , era demasiado considerado conmigo.
Llegamos a la esquina de todos los dias, la peor de todas, le dí un beso y me marché.

domingo, 27 de junio de 2010

Inesperado.


Había pasado una semana desde la última vez que le había visto, volvía a ser viernes, y me iba a dormir a casa de mi abuela.
A penas faltaban unas horas para el sábado, y se me estaban ocurriendo varias ideas. Mis padres tenian que marcharse de la ciudad toda la mañana y parte de la tarde, yo podía quedarme a solas en mi casa con él, solo me faltaba un pequeño golpe de suerte.
Acabé de cenar esperando su llamada, tenía sueño, aparté el móvil y me puse a ver la tele, pero cuando menos me lo esperé sonó. Me lo pegué a la oreja y pude escuchar su voz, me puse de pie al lado de la puerta y le expliqué mi idea para el sábado, le pareció genial.
Mi móvil estubo ocupado unas tres horas más, aunque por mí podría haber estado haciéndolo durante toda la noche.

Sábado 06/03/10
Me levanté con ganas de verle, me lavé la cara y me aclaré el pelo, puse la mochila sobre mi espalda y me fuí a casa. Al llegar me cambié de ropa y enchufé la Play, ya le conocía bastante, pero parecía que las mariposas en mi estómago seguían ahí.
Llamó el timbre, era la hora, los dos solos, sin frío, ni padres, ni coches ni nada que nos puediera molestar, solo yo y él.
Mientras subía con el ascensor le esperaba en la cocina, abrió la puerta de la entrada, me acerqué a él y le dí dos besos.
En el comedor el me miraba jugando, me supo mal y le ofrecí jugar a uno de los juegos de guerra que tanto les gustan a ellos.
-Qué te apetece comer?- No tube ninguna respuesta. Se ,lo repetí hasta tres veces, hasta que levantó los hombros con un acto pasota.
Fuí al congelador y saqué una pizza margarita, enchufé el horno y me fuí al sofá a su lado.
Le dije una y otra vez que a mi casa no había venido a jugar a la maquinita que todos estaban tan enganchados, me miró y me dedicó una sonrisa.
Era demasiado para mí, me rendía con que tan solo me mirara, pero me levanté y apagué el aparato antes de que me dedicara otra. No pareció hacerle mucha gracia, pero ibamos a comer, cosa que le encantaba.
Saqué la pizza del horno y preparé dos tenedores junto un par de cuchillos. En un santiamén la margarita había desaparecido, no quedaba más.
Eran las tres de la tarde y no teníamos ni idea de cuando iba a llegar mi madre.
Entramos a mi habitación y los dos nos sentamos encima de la cama.
Estubimos varios segundos sin decir nada, tampoco había tema de conversacion. Miré a través de la ventana y la luz quemaba mis pupilas, estiré de la cinta y la persiana cayó hacia debajo, se acabó la luz, así nos gustaba más a los dos.
Le pedí permiso para estirarme encima de la cama, estoy segura de que él se moria de ganas por hacerlo también.
Pegué unos golpecitos a mi lado como muestra de que se acostara él tambien, aunque a penas podía verle los ojos, sentí como el calor de su cuerpo se ponía a mi lado, me aparté un poco para dejarle sitio a él.
-Dime Laura, qué te gusta?- No acabé de entender esa pregunta, pero ya que estábamos...
-Me gusta que me hagan cosquillas.
Levantó su mano y la recorría en círculos pequeños sobre mi espalda, nuestras caras estaba a penas a unos escasos centímetros, pero yo no me atrevía ni tan siquiera a poner mi mano sobre su tronco.
Una luz se encendió en mi estanteria, era mi móvil, mi madre estaba llegando, debía salir de casa cuanto antes.
Nos pusimos los zapatos, subí la persiana y nos frotamos los ojos con los puños.
-Laura! vamos a mi casa, creo que no hay nadie.
No tenía respiración para contestarle, pero me pareció mas que perfecto, estaba a la otra punta de la ciudad, y las piernas cada vez pesaban más.
Ya habíamos llegado, me ordenó que esperara para asegurarse de que nadíe estaba dentro, y así fue, no había nadie más que él y yo allí dentro.
Era una casa moderna y bastante grande, me enseñó su habitación, sencilla, pero tenía algo especial.
Le seguí hasta el comedor, nos sentamos en el sofá pero a los pocos minutos me preguntó si quería ir a la cama.
Hice una afirmación con la cabeza, me descalcé y me subí a la cama. Tenía un edredón de plumas muy suaves, que era imposible no quedarse dormido ahí.
Enchufó su móvil y puso un poco de música, me incorporé un poco y pegé mi espalda contra la pared, de forma que quedaba travesada en la cama.
Él se había bajado, le dije que apoyara su cabeza encima de mis piernas y que se acostara.
Dió un salto y se acostó sobre ellas, yo le acariciaba el pelo, mientras que él no paraba de mirarme a los ojos, me hacía círculos en la pierna con la yema de los dedos.
Me sonó el móvil, mierda, pensé, mi padre.
Me levanté de la cama, me miré en el espejo y me hice el pelo de nuevo, me cojió por detras y me dió un beso en el cuello.
Otra llamada, ya debía estar bajo esperándome.
-Me voy...- Intenté que pillara mi indirecta, los dos sabíamos que ahí faltaba algo.
Abrí la puerta y avancé.
-Laura... un beso no?
Mis pulsaciones iban cada vez más rápido, retrocedí, y le di un beso lo más cerca de los labios que pude, en el otro lado hice lo mismo.
Me giré y me estiró del brazo, al fin se estaba acercando, me iba a besar.
Juntó sus labios con los mios, pero no tenía tiempo, fueron a penas unos segundos, pero ya lo había conseguido.
Cerré la puerta, di un suspiro y bajé las escaleras para encontrarme con mi padre.